El paso previo del proyecto es rehacer la ordenación del campus Bellisens, y en segundo lugar se proyecta una residencia de estudiantes universitarios.
Una vez analizado el campus, se proponen cinco nidos residenciales que ordenen el campus y al mismo tiempo lo llenan de vida. La idea de dividir en 5 piezas arquitectónicas surge de investigar y agrupar los residentes de un modo reducido, con la intención de facilitar más intimidad y reforzar los vínculos afectivos como si fueran grandes familias.
El edificio tipo se estructura en tres niveles: la planta baja es el espacio más reducido pensado para acceder al edificio, el espacio de lavandería, espacio de instalaciones y guarda bicicletas. El segundo nivel alberga el espacio común a doble altura rodeado de las tipologías de residencia universitaria, y en el último nivel también se disponen habitaciones universitarias.
El espacio del edificio con más importancia, es la zona comunitaria interior, un ambiente a doble altura que alimenta todas les tipologías. Este espacio común pensado para cocinar, comer, relajarse, conversar, mirar la T.V… Es decir, un espacio destinado a trabajar y realizar trabajos en grupo.