Diseño de fachada para las facultades de Química y Enología. Universidad Rovira y Virgili

En el complejo universitario de Sescelades de Tarragona se sitúa la Facultad de Química y Enología, proyectada por los arquitectos Ramón Artigues y Ramón Sanabria. A pesar de clasificar este equipamiento como post-brutalista de tendencia actual, concepto acuñado por el teórico y crítico Reyner Banham y promovido por muchos arquitectos del «Team X» a lo largo del siglo XX, se trata de un edificio de estética contemporánea ligado a un criterio funcional compuesto principalmente por dos materiales: hormigón encofrado y grandes superficies acristaladas.

Las características de este tipo de proyectos recrean atmósferas frías, donde la forma y la geometrización arquitectónica son casi perfectas en términos espaciales, sin embargo aportan al edificio un grado de deshumanización que, sumado a la asíncronia de los espacios suele derivar en connotaciones y críticas sociales adversas. El diseño de la fachada principal que da lugar a la entrada de las Facultades de Química y Enología pretende, de un modo colateral, aportar alegría, entusiasmo y vitalidad entre tanto hormigón, así como tratar de establecer unos determinados mecanismos mediante una única intervención.

La propuesta busca la representación de las facultades a través de un diseño de carácter análogo, este resultado se obtiene de una dicotomía gráfica formada por símbolos que abogan por la química y la enología. Además, ofrece un contenido adicional basado en la orientación, la transparencia y la luz, sea ésta nocturna o diurna. En otras palabras, el conjunto no es una simple armonía de vinilos, sino que representa el papel central de las facultades y al mismo tiempo va más allá de la estética regalando un valor añadido.

Concluyendo, la rotulación ha sido materializada por la empresa «Compossar» de Tarragona. Se trata de un vinilo de corte con una coloración afín a los colores de la fachada existente y rota puntualmente por el color sanguina, tonalidad institucional de la Universidad Rovira y Virgili. El proceso ha estado aplicado desde el interior debido a que el riesgo de fuerzas de tensión interna entre el vinilo de corte y el cristal son mínimas. Se ejecutó en un período de quince días utilizando la técnica de aplicación por cuadrantes.